Sobreproteger a tus hijos

Artículo publicado con autorización de su autora, Amparo Calandín ( Psicóloga infantil y juvenil). Extraído de su página:


Las prisas, las ganas que tenemos de que nuestros hijos disfruten de su infancia, el ansia del perfeccionismo, etc, pueden llevarnos como padres a anticiparnos en la satisfacción de las necesidades de sus hijos y a evitarles algunas dificultades. Si les protegemos en exceso, se les puede perjudicar más que beneficiar. No podemos mantener a nuestros pequeños constantemente en una burbuja, convirtiéndolos en el centro de todas las miradas y privándoles de todas las dificultades y peligros.
Ya desde muy pequeños empiezan a buscar ser independientes y a investigar todo lo que les rodea: tocan, chupan y huelen cualquier objeto que cae en sus manos. Los padres pensamos que su comportamiento es peligroso o dañino y, a veces, les sobreprotegemos pensando que así estarán mejor cuidados. ¡Evita cometer estos errores y deja que tu hijo disfrute con sus hallazgos!
Los expertos definen la sobreprotección "como un exceso de celos en el cuidado de los pequeños, tanto que, a veces, les ofrecemos cosas que ni siquiera nos han solicitado". Además, la sobreprotección supone una dedicación absoluta al cuidado de los niños, hasta el punto de intervenir en cualquier situación problemática o conflictiva que se les presente, con lo que impedimos su aprendizaje y, por lo tanto, su adecuado desarrollo en su camino hacia la madurez y posterior adultez.
¿Qué puedes hacer?
A continuación, te ofrezco algunas pautas que te van a ayudar a proporcionar a tus pequeños los cuidados que necesita para sentirse seguro y querido, sin que caigas en una excesiva protección:

  • Deja que se enfrente a las dificultades, que se adapte a un entorno que cambia constantemente y a que desarrolle sus habilidades por sí mismo.
  • Déjale respirar, no puedes estar permanentemente controlándole o encima de él con preguntas o preocupaciones por su bienestar y salud.
  • Fomenta que aprenda a pensar por sí mismo, que asuma nuevos retos (como aprender un nuevo deporte), a tomar la iniciativa y a tomar sus primeras decisiones. Ofrécele sugerencias, pide su opinión, tenlo en cuenta...
  • Anímale a que juegue o realice actividades con otros niños, sin la presencia constante de los mayores.
  • No le des todo lo que pida o todo lo que crees que necesita. Enséñale el valor del esfuerzo y todo el aprendizaje que llevan superar las dificultades y la frustración.
  • Demuéstrale que estás a su lado cuando te necesite, pero para apoyarle, no para solucionar sus problemas y hacer sus tareas.
  • Permite que pase tiempo con otras personas cercanas para establecer vínculos afectivos como con abuelos y tíos e “independizarse” un poco de vosotros.
  • Trátale de manera acorde a su edad.  Que coma solo o se vista cuando ya pueda hacerlo; y a medida que van pasando los años, quítale el chupete, el biberón, la silla de paseo...