No le digas lo que tiene que hacer, hazle preguntas

Publicado con autorización de su autora: Noelia López-Cheda (http://noelialopezcheda.wordpress.com/)



“Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”
Benjamin Franklin

 Soy una enamorada del método Socrático en el aprendizaje (lo que no significa que lo use siempre, ups…) y reconozco que lo he aplicado en multitud de ocasiones. Sobre todo en mis formaciones, que suelen tener mucho de diálogo hasta que la persona descubre y ¡zas! Ocurre la magia. :)
Las ocasiones en las que lo he aplicado que recuerdo con más nitidez por el impacto que me produjeron fueron claramente 2.
La primera fue hace ya varios años cuando daba clases de matemáticas y física a chavales de bachillerato y primeros años de Universidad. Una de las clases de matemáticas en la que por motivos varios acabé con un alumno solo, se me ocurrió:“Y si en vez de decirle cosas, ¿voy preguntándole para que llegue el solo a la respuesta?”
Recuerdo la cara de asombro de mi alumno al ir contestando a preguntas y descubriendo por SÍ MISMO LA RESPUESTA. Creo que no se me olvidará nunca.
La otra ya la conté aquí hace unos meses y fue con mi hija ante una situación emocional que vivió y que no podía explicar .
Es por esto, que es un método absolutamente efectivo para que las personas aprendamos porque el hacer preguntas tiene varias ventajas importantes:
  • Captas la atención de la otra persona porque debe pensar qué responder.
  • Haces pensar y discurrir a la otra cabeza, y así el conocimiento se abre paso poco a poco.
Otro ejemplo de nuevo con mi hija lo tuve antes del verano y justo durante las últimas semanas de curso.
Operación de matemáticas que por algún motivo el cual desconozco, se enseña de manera totalmente diferente a como a ti te enseñaron (esto de nuevo, daría para otro post). Así que llega la mamá ingeniera que sabe “mucho de matemáticas” (nótese la ironía) y le dice cómo tiene que hacer la operación.
La confusión fue tan grande y le creé tal cacao mental, que se echó a llorar. Así que con el “bofetón” de realidad que me llevé de “cómo NO hay que hacer las cosas”me dispuse a hacerlo mejor.
“Enma, ¿qué es lo que no entiendes?”
“No sé lo que hay que hacer…y no entiendo lo que dices que hay que hacer”
“ok, ¿qué es lo que te piden que saques?”
“Pues que averigüe…(y continuaba con la pregunta del problema)”
“¿Qué es lo que sabes hasta ahora?”- automáticamente se puso a mirar qué información tenía.
“Pues me dan……” (y me decía los datos iniciales).
“ok, si te piden x y te dan y, ¿cómo se te ocurre que podría hacerse?”- en ese momento se calló porque se puso a pensar. Y al cabo de un momento, contesta:
- “no sé, ¿restar?”
“¿Qué consigues si restas?”
“esto….pero no es”
“Entonces, si quitando cosas no consigues, y mirando bien lo que te piden…¿el resultado por dónde crees que puede ir?
- [....]
Si os fijáis, todo el tiempo uso preguntas abiertas (claves en el método socrático) y aunque sé cuál es el resultado, mi intención no es que llegue al resultado, sino que piense cómo podría llegar.
Debo decir que finalmente sacó el problema y la sensación que tuvo (por la cara sonriente que puso) fue de “bien, he conseguido sacarlo”.
Normalmente si decimos cómo deben hacer las cosas TODO EL TIEMPO, les dejamos poco espacio a que saquen de ellos mismos lo que tienen que hacer y descubran el auténtico conocimiento que lleva al aprendizaje. Hay cosas que evidentemente hay que decir cómo se hacen (no vas a cruzar la calle y vas a pararte a preguntarle ¿qué quieres conseguir cruzar o pararte y que te pillen?) y no dejar mucho margen, sin embargo hay otras, que es mejor que piensen y averigüen por sí solos.
Así que las reglas son:
  • Preguntas abiertas.
  • Con cierta lógica para que lleguen por sí solos a la respuesta.

Noelia López-Cheda estudió Ingeniería Industrial en la Universidad Pontificia de Comillas (ICAI-1999), se certificó como Coach profesional en 2009 y posee el Master Universitario de Profesor de Educación Secundaria y Bachillerato.