Obradoiro formativo para pais

O vindeiro xoves día 7 de abril, ás 17:00 horas terá lugar un obradoiro da nosa Escola de Pais para nais e pais con fillos en Ed. Infantil.
Marta Lloves, profesora de Primaria e Ed. Especial, terapeuta educativa e especialista en traballo con familias, conducirá este obradoiro.

Duración: 2 horas

Obxectivos:

Posibilitar un espazo de distensión para compartir e coñécerse
Facilitar ás familias a cohesión do grupo
Compartir inquedanzas e necesidades
Enriquecerse a nivel persoal e como pais
Facilitar o traballo común Familia-Escola

Programa:

1ª Parte:              Dinámicas de Presentación
                               Xogos de presentación e confianza.
                               Xogos de Autocoñecemento e Reflexión

2ª Parte:              Traballo Práctico (a través de dinámicas grupais)
                               “O meu papel como pai/nai”
                               Niveles de relación e comunicación cos nosos fillos
                               Coñecer aos nosos fillos
                                                
3ª Parte:              Conclusión, Avaliación e Despedida



Están convidados todos os pais e nais de Ed. Infantil. 
Agardamos a súa participación.

Sobreprotección infantil: un problema para os pais

Autoría: Ángel Fuentes 
Republicado con autorización de: http://www.escuelaenlanube.com/


El Problema de los Padres con la Sobreprotección Infantil.

Uno de los hábitos negativos que suelen tener los padres con respecto a la crianza de sus hijos se llama sobreprotección.
Es muy común hoy en día ver como existen muchos niños que han sido y que siguen siendo sobreprotegidos, esta actitud de los padres, impide que los niños puedan tener un desarrollo normal y correcto de su propia autonomía, sin tener en cuenta que en la edad adulta todo esto puede afectarlos de muchas formas, especialmente dentro de sus relaciones sociales.

La sobreprotección infantil en la mayoría de los casos es confundida con el cuidado y con la educación, sin embargo lo que se hace con esto es enseñar a los niños a ser inseguros, a que sientan frustración y a que no puedan aprender a ser individuos dentro de la sociedad.
Hoy por esta razón queremos dedicar en este post, algunos de los riesgos futuros a los que se exponen los niños cuando sus padres son muy sobreprotectores.
Sobreprotección Infantil: Los riesgos Futuros que Debes Conocer.
Hablar de riesgos supone que no podremos ver las consecuencias de estos en el corto plazo, por el contrario, los riesgos asociados con la sobreprotección siempre aparecen a medida que pasan los años y se agravan en el adultez, veamos algunos de ellos:


  1. Personalidades dependientes: debido a la sobreprotección la mayoría de los niños que son educados de esta forma tienen una tendencia muy alta en formarse en personalidades que son altamente dependientes. Esto es un riesgo muy alto, pues con el tiempo suelen ser del tipo de personas que se pueden manipular de forma simple.
  2. Baja autoestima: la sobreprotección infantil también ofrece riesgos a largo plazo en los cuales los niños desarrollan una baja autoestima, esto se debe a que nunca pudieron realizar actividades por sí mismos o tomar decisiones que estuvieran relacionadas con sus vidas.
  3. Problemas para tomar decisiones: debido a que los padres asumen todas las decisiones y aspectos importantes del niño, cuando estos suelen tener una sobreprotección muy fuerte, a medida que crecen tienen problemas para tomar buenas decisiones. Son incapaces de hacerse cargo de sus responsabilidades y de las consecuencias de sus actos. Esto hace que los empleos y que las relaciones sociales se tornen muy complejas para estos individuos que no están acostumbrados a responder por lo que hacen.
  4. Insatisfacción: la sobreprotección infantil también genera un alto nivel de insatisfacción, es decir que son niños que no pueden sentirse orgullosos de los logros que realizan, puesto que jamás se les dio la oportunidad de hacer nada por ellos mismos. Esta insatisfacción se ve reflejada en el futuro, en el trabajo, las carreras profesionales, las relaciones de pareja entre otros.
  5. Inmadurez: no es mucho lo que se pueda decir, son niños inmaduros y adultos inmaduros.
  6. Egocentrismo: los niños que son sobreprotegidos suelen desarrollar tendencias muy altas con respecto al ego. Por lo general son personas que demandan mucha atención y suelen reaccionar con violencia cuando no la reciben por parte de los otros.

6 formas de cambiar a conduta sen castigo

Autoría: Ángel Fuentes 
Republicado con autorización de: http://www.escuelaenlanube.com/

6 formas de cambiar la conducta de los niños sin castigo
Niños sin castigo. Es necesario evitar los castigos físicos
Sin olvidar que los castigos moderados siguen siendo una forma adecuada para disciplinar a los pequeños, siempre será mejor cambiar la conducta de los niños sin castigo.

Para tal efecto, existen algunas técnicas y procedimientos que, si son aplicados como es debido, no será necesario recurrir a las reprimendas para modificar sus conductas indeseables.

Algunas formas de evitar los castigos en los niños

Antes de continuar, consideramos necesario advertir que algunos de los procedimientos que mencionaremos a continuación, pueden ser más efectivos que otros, dependiendo de las particulares características de cada pequeño, como es apenas lógico.

  1. Consecuencias naturales: si, en vez de castigar al chico, le hacemos entender que, de hacer (o dejar de hacer) algo, vendrán consecuencias por su conducta, lo más probable es que entenderá.
Así, por ejemplo, si le explicamos que, de olvidar los libros, no podrá entender correctamente las explicaciones del profesor, lo más seguro es que no los volverá a olvidar. Es mejor cambiar la conducta de los niños sin castigo.
Para situar otro ejemplo ilustrativo, digamos que es conveniente decirle que, en caso de dejar su ropa en el suelo, el perro la seguirá destrozando y se quedará sin sus prendas preferidas.

  1. Consecuencias lógicas: en caso de que estemos sin posibilidad de explicar consecuencias naturales (porque no es la hipótesis), podremos recurrir a las lógicas.
Así, por ejemplo, cuando Carlitos le arrebata el juguete a Sebastián, aprovechándose de que éste es más pequeño, le podremos decir a Carlitos que, por su comportamiento, no podrá ver tele en la noche será, de lejos, más efectivo que golpearlo con una correa o darle una nalgadas.

  1. Abstenerse de los golpes, a toda costa: si “acostumbramos” al niño a los azotes, luego será demasiado complejo recurrir a las técnicas moderadas, como las que acabamos de citar y otras a las que haremos alusión enseguida.
Otros métodos para cambiar la conducta de los niños sin castigo

  1. La disciplina positiva: la mejor manera de explicar esta manera de proceder, es mediante un ejemplo. Será más apropiado decirle, por ejemplo, “¿por qué no te dedicas a dibujar en el cuaderno, en vez de rayar la mesa?”, en vez de decirle “no rayes la mesa”.
Esto no es más (ni es menos), que “aprovecharse” de un comportamiento indebido, para enseñar un buen comportamiento.

  1. La distracción: este método es, particularmente, efectivo en los bebés y en los niños de edades más tempranas que, dicho sea de paso, adoran la distracción.
Entonces, en caso de que, por ejemplo, el pequeño pretenda saltar sobre la cama de los padres (como si fuese un resorte), sería conveniente invitarlo a una distracción que sea divertida y excitante para él, como llevarlo a balancearse en el columpio del parque aledaño.

  1. El método de las recompensas: se trata de un estupendo reemplazo de otros sistemas de disciplina. Si bien los regalos son una buena opción, no lo debemos acostumbrar a ellos. Más bien, será recompensarlo con una manifestación de cariño, como un beso o un abrazo, por haber modificado determinada conducta.

Los niños sin castigos físicos serán, cuando sean adultos, hombres más comunicativos, más abiertos a las relaciones sociales y, lo que es más importante aún, hombres sin complejos.

Éntralle por unha orella e sáelle pola outra


Autoría: Elena Roger Gamir (Pedagoga)
Republicado con autorización de: http://www.solohijos.com/

En ocasiones, lo que les decimos a nuestros hijos les entra por un oído y les sale por el otro. No deja cambio en ellos. No les afecta lo que les decimos. Para ellos somos un disco rayado que repite y repite siempre lo mismo o, peor aún, entendiendo cosas muy diferentes a las que queremos que entiendan.
¿Cómo incidir en nuestros hijos? ¿Cómo crear un impacto en ellos? ¿Cómo crear una modificación cognitiva? ¿Qué hacer para que aprendan? ¿Qué hacer para que nos escuchen DE VERDAD, conscientemente?
Según Reuven Feuerstein, creador de la teoría de la Modificabilidad Cognitiva Estructuraluna interacción exitosa con  nuestros hijos es aquella que desarrolla en ellos su capacidad para enfrentarse al mundo, sus facultades operativas. Cualquier experiencia que les brindemos, cualquier palabra que les dirijamos, incluso cualquier mirada que les regalemos debe convertirse en una Experiencia de Aprendizaje Mediado (EAM).

¿Quieres que tus hijos te escuchen? ¿Quieres que tus hijos se modifiquen?

Si queremos que nos escuchen y que además de escucharnos modifiquen su proceso de pensamiento debemos intervenir teniendo en cuenta varios criterios de mediación. Reuven Feuerstein distingue 12 criterios pero os explicaré los tres universales, sin los cuales no existe la Experiencia de Aprendizaje Mediado:

Intencionalidad-reciprocidad

Debes saber cuál es el objetivo con tu hijo, cosa que no es muy evidente en muchas ocasiones, y compartir tus intenciones con él en un proceso mutuo.
Trabajo con muchos padres con hijos con TDAH o sencillamente hijos desafiantes. Ante un desafío de su hijo, ante la agresividad en sus formas y sus palabras, los padres se centran en la falta de respeto cuando en realidad el objetivo más importante es su falta de autocontrol. Lo importante es mediar con él para ayudarle a que tome conciencia de dicha impulsividad, de sus sensaciones y su estado interior. Y ayudarle a que se implique en la experiencia de aprendizaje.
Implica seleccionar, crear y presentar los estímulos a tu hijo de tal manera que pueda asimilarlos y que tenga conciencia de lo que haces y por qué aunque no siempre lo comparta.
Nuestro objetivo debe ser crear una relación de reciprocidad de tal manera que se involucre en su cambio, para dar lugar a la metacognición:
“Si ahora estás más tranquilo, podríamos hablar de lo que ha ocurrido hace unos minutos. ¿Te has dado cuenta de cómo ha empezado todo? ¿En qué momento crees que has dejado de controlar? ¿Podríamos haber reaccionado los dos de otra manera? Explícame cómo te gustaría que yo hubiera reaccionado. ¿Qué consecuencias crees que ha ocasionado tu decisión de actuar así? ¿Has conseguido lo que deseabas?…”
En este caso el objetivo ante la impulsividad de tu hijo debe ser enseñarle autocontrol (y no penalizar la falta de respeto) y  él debe conocer tu objetivo para hacerlo suyo también.  La intervención, si tu objetivo es enseñar autocontrol, debe consistir en ser modelo de autocontrol y no solo corregir el problema concreto.
Tengo tres hijos. Para cada uno tengo un objetivo concreto: para el mayor, que sea responsable de su salud. Para el mediano, autonomía. Para el pequeño, autocontrol.
Es como si para cada uno tuviera unas gafas con un filtro incorporado: todas mis intervenciones con ellos van filtradas por estos objetivos personalizados. Mi comunicación, mis estrategias educativas y mi actitud hacia ellos depende totalmente de estos objetivos y ellos saben en cada momento qué pretendo modificar con mi intervención lo que hace que mi mediación tenga más posibilidades de éxito ya que existen fuertes lazos entre nosotros, en este caso al compartir objetivos.
Cada uno tiene un trato diferente porque cada uno tiene objetivos y necesidades diferentes. Y este principio es aceptado y compartido por ellos, lo que hace que entre ellos no haya competencia.

Trascendencia

La trascendencia supone ver más allá de las necesidades inmediatas para generalizar los aprendizajes en otras situaciones. Tu intervención debe ser más ambiciosa y no centrarse solo en el presente sino que debe pretender que lo aprendido pueda aplicarlo tu hijo en el futuro.

Trascendencia= flexibilidad de pensamiento. 

Recuerdo un alumno de 8 años que cada día se enfrentaba con el mismo problema: limpiar con calidad la gran mesa del comedor de su casa (2m x 1,5m). Cada vez que la limpiaba, la mayor parte de las veces ignorando manchas y restos de comida, su madre se lo hacía repetir varias veces.
Un día me comentó que odiaba a su madre, precisamente porque siempre “le fastidiaba” con la calidad de sus tareas. Le ayudé a definir el problema (el problema no era su madre, como él decía, sino su mala ejecución) y le animé a buscar estrategias para poner fin al problema de la mesa. Ideó varias estrategias pero la de mayor éxito fue dividir la gran mesa en 6 partes iguales. Con la superficie limitada le era más fácil limpiar detectando errores. Además eso le permitió comprobar (algo que no hacía antes) cada uno de los segmentos.
El primer día tardó 10 minutos en limpiar la mesa pero ahora solo tarda 30 segundos en hacer con calidad absoluta su trabajo. Y esta estrategia la ha generalizado a otras áreas: limpiar sus zapatos, hacer su cama, guardar su ropa, dividir problemas grandes en pequeños e incluso estudiar. Ahora utiliza la agenda porque es una manera de “segmentar” su trabajo escolar como hacía con la mesa.

Significado

Ninguna intervención es operativa si no se acompaña de pasión. El significado es la energía que acompaña a tu intervención, a tus palabras, a tu mirada o a tu silencio. No hay aprendizaje si nuestro hijo no encuentra el sentido, el por qué y se implica emocionalmente en él.
Cada vez que intervengas con tu hijo, pregúntate si estás imprimiendo valor y energía a lo que haces o dices: ¿estoy trasmitiendo la importancia que tiene esto? ¿estoy trasmitiendo la importancia que tiene para mi?
Como mediador debes ayudar a tu hijo a buscar nuevos significados a los mismos hechos pero en distintas situaciones. Es con el significado con los que trasmites valores y ayudas a tu hijo a construir los suyos, sus actitudes y sentimientos.
La mediación del significado se da tanto a nivel cognitivo como emocional porque comprender el significado de las cosas ayudará a tu hijo a preguntarse cosas y a emplear formas más resolutivas para los conflictos. Sin significado no hay intencionalidad ni reciprocidad.
Os pondré un ejemplo. Hace un tiempo fui al cine con toda mi familia a ver la película de Tom Cruise “Al filo del mañana” donde Tom Cruise debe enfrentarse a una invasión extraterrestre. Al principio de la película es un hombre cobarde y egoísta y trata de eludir su responsabilidad. Sin embargo cuando le obligan a ir al campo de batalla ocurre algo asombroso: entra en un bucle temporal y, aunque cada día lo matan los alienígenas, a la mañana siguiente comienza el mismo día, repitiéndose todo exactamente. Esto le permite cada día detectar errores, buscar soluciones y evidentemente salvar al mundo.
Al terminar la película yo estaba emocionada de la trascendencia del argumento: errores, soluciones, alternativas, estrategias, oportunidades, modificabilidad… Sin embargo para ellos fue una película de aventuras sin más aprendizaje. En lugar de explicar mi punto de vista y tratar de sacar el jugo de la película con preguntas estratégicas me reservé la experiencia para aplicarla exclusivamente con mi hijo pequeño (17 años), con el cual había tenido una situación crítica el día anterior, situación que estaba sin cerrar todavía.
Ya en la cama, por la noche, me acerqué a él y le dije: “me encantaría ser Tom Cruise, tengo clarísimo que cosas haría de otra manera, empezando por ayer mismo. Si tu fueras él y pudieras comenzar cada día  pudiendo corregir los errores, ¿cómo sería tu día mañana? No me contestes, piénsalo…” 
Por la mañana al levantarse lo primero que hizo es venir a mi cama a darme un gran abrazo con beso incluido (¡rarísimo!)… No sé lo que ese abrazo significaba porque no me lo explicó pero sé que estaba relacionado directamente con mi pregunta y con el significado que le dio. 

O neno impaciente e esixente



Republicado con autorización de: http://www.escuelaenlanube.com/

La impaciencia y la exigencia van de la mano, por lo general los niños que son muy impacientes tienen la tendencia de ser altamente exigentes. Ser impaciente es una actitud muy natural, todos los seres humanos lo somos en mayor o en menor medida, sin embargo lo más importante es aprender a que los niños la controlen y cultiven la habilidad de ser más pacientes.
El niño impaciente y exigente al que no se le controla, suele tener muchos problemas, no solo de comportamiento sino sociales, cuando no logra encajar o ser aceptados por los otros, debido a su comportamiento, con los años esto puede empeorar y convertirse en otras patologías.


Impaciencia y Exigencia: Conductas Adquiridas.


Es importante partir del hecho que este tipo de conductas son adquiridas. Si bien la impaciencia es una cuestión natural, los límites de esta y su descontrol se deben a que adquirieron este comportamiento sin los límites adecuados.
Si los padres al detectar las primeras señales de estos comportamientos no ponen los límites, no frenan la situación, con el paso del tiempo las cosas se tornan más y más complejas.
Lo primero es admitir que si nuestros hijos son impacientes y al mismo tiempo exigente en una forma descontrolada es en parte por nuestra irresponsabilidad.
El Niño Impaciente y Exigente: 4 Cosas que Podemos Hacer.
Si actualmente uno de tus hijos o tus hijos está teniendo esta serie de actitudes, es importante saber que las han adquirido porque no las hemos corregido como padres, aquí van algunas recomendaciones o consejos sobre cosas que podemos hacer que pueden ayudar a resolver el problema:
1.   Ejemplo: ya lo hemos mencionado en otras oportunidades una de las mejores formas de controlar o modificar conductas que no son adecuadas en los niños es por medio de nuestro propio ejemplo. Si pedimos o exigimos a los niños hacer cosas ya mismo, estamos promocionando y aplicando la impaciencia y la exigencia.
2.   No ceder: por lo general muchos padres de un niño impaciente y exigente suele ceder cuando estos exigen algo para evitar que realicen las rabietas. Debemos ser fuertes y decir no, sin importar si hacen rabietas o no, por lo general los niños se cansan cuando ignoramos sus comportamientos.
3.   Inculcar la paciencia: ser paciente es algo que se aprende con el tiempo, por eso debemos trata de inculcarla lo mejor que podamos, hablar sobre saber esperar, sobre saber que nada sucede cuando lo queremos o como lo queremos y más importante aún, reconocer cuándo lo hacen bien, ayudará a que cambien sus comportamientos.

4.   Tener calma y autocontrol: discutir con los niños no ayudará en nada, tampoco el hecho de darles un castigo, es mucho más importante guardar la calma, aceptar las cosas y hacer lo que te hemos recomendado. Si perdemos la calma como padres, si gritamos o castigamos fomentaremos mucho más la rebeldía de los niños y sus actitudes negativas frente a un cambio.

Sabes como falarlle ao teu fillo para facerlle sentir responsable da súa aprendizaxe


Autoría: Elena Roger Gamir (Pedagoga)
Republicado con autorización de: http://www.solohijos.com/


Con la mejor intención, la de que nuestros hijos saquen con éxito sus estudios, les decimos frases que tratan de motivarlo a estudiar a base de hacerles sentir culpables, a través de lenguaje controlador.
Son frases como estas:
  • Cada trimestre lo mismo. Con profesor particular, con mi ayuda… ¡Ya no sabemos qué hacer para que apruebes!
  • ¿Solo un aprobado? ¡Con lo que hemos trabajado! ¿Qué has hecho para sacar esto?
  • Tu padre y yo nos pasamos el día trabajando para que estudies y tengas un futuro. ¿Y qué obtenemos a cambio? ¡Ponte a trabajar a hora mismo!


¿Qué consigues?

 Que tu hijo entienda que debe estudiar porque tú así lo quieres. Porque de no hacerlo perderá privilegios. Estudia por tu bien, no por el suyo propio. Puedes tener razón en sus suspensos, en que no estudia lo que debe, en que no cumple objetivos pero, si quieres que realmente reaccione y quiera cambiar, debes decírselo de otra manera. Utiliza un lenguaje capacitador.

 ¿En qué consiste el lenguaje capacitador?

 Nuestro poder educativo está en las palabras. No va a reaccionar si le obligas a hacerlo. Reaccionará mientras sienta vuestros reproches, vuestra presión o vuestras amenazas pero tarde o temprano dejará de intentarlo.

El lenguaje que insta a reaccionar es el lenguaje que fomenta la autonomía. Es el lenguaje que le hace sentir que elije; el que reconoce que es él, y no nosotros, el responsable de su aprendizaje.

Los psicólogos Cheryl Flink, Ann K. Boggiano, y Marty Barrett, de la Universidad de Colorado demostraron ya en 1990 que la forma de dar las instrucciones influye en el rendimiento de las personas, mucho más de niños y adolescentes.
Pasaron un examen estandarizado a 267 universitarios a los cuales se les había enseñado las mismas estrategias para solucionar problemas. A la mitad de los alumnos sus profesores les presionaron para maximizar el nivel de rendimiento y les obligaron a emplear una estrategia determinada. A la otra mitad, sus profesores no les presionaron y les dieron libertad de elección. El segundo grupo resolvió más problemas que el primero y con más calidad porque su sentimiento de autodeterminación les permitió pensar de forma alternativa y flexible, fomentando la automotivación intrínseca y el rendimiento.
De la misma forma, cuando utilizas con tus hijos un lenguaje capacitador, lejos del control y la culpa, sienten que tienen la posibilidad de elección, asumiendo su parte de responsabilidad en su proceso de aprendizaje, vinculándose al mismo y autodeterminándose. De hecho, cuando utilizas este lenguaje estás mediando su sentimiento de competencia, con todo lo que ello comporta.

¿Cómo hablar a nuestros hijos con un lenguaje capacitador?

 No es suficiente con que tu hijo sepa que es responsable de su rendimiento. El objetivo de este lenguaje es que le demuestres a tu hijo que reconoces que él es el responsable de su aprendizaje:
  • Este primer trimestre no ha ido tan bien como esperabas, ¿verdad? Cuál crees que ha sido el problema? (Para detectar errores)
  • ¿Estás de acuerdo en que el móvil ha sido un factor importante en los suspensos? (Para detectar errores)¿Qué te parece la proporción de tiempo que has empleado en divertirte y la que has empleado en estudiar? (Para que cambie su organización)
  • ¿Piensas que puede ser una buena idea dejar el móvil fuera de la habitación a la hora de estudiar?(Para que se comprometa)
  • Si lo que quieres es recuperar esa asignatura el trimestre que viene, qué crees que debes hacer? ¿No te convendría matricularte en las clases de refuerzo del colegio? (Para que se sienta responsable de su aprendizaje)
  • Veo que te cuesta planificar tu horario. Si me necesitas, me avisas. (Para que trate de organizarse solo)
  • El sábado estaremos todo el día fuera, ¿recuerdas? (Para que recuerde que debe planificar de manera diferente sus deberes)
  • ¿Crees que habrás acabado tus deberes cuando yo vuelva del supermercado? (Le animas a ponerse una hora límite)
  • A mí me funcionaban las estrategias nemotécnicas. Cuando quieras, te explico algunas. (Le proporcionas información objetiva sin decirle lo que debe hacer)


En definitiva, para que nuestros hijos se impliquen en su proceso de aprendizaje debemos darles los recursos necesarios (técnicas de estudio, información…) y hacerles las preguntas oportunas para que sientan autónomos y responsables del mismo. Por nuestra parte, supervisión, motivación, recursos, acompañamiento y ayuda. El control es cosa de él.

Sempre aprendendo...

Sempre aprendendo con O Principiño...


Adolescentes: enganchados á moda?



Autoría: Pilar Guembe y Carlos Goñi (Autores del libro “Es que soy adolescente…y nadie me comprende“)
Republicado con autorización de: http://www.solohijos.com/

Muchos adolescentes están atrapados por la moda. Como una gran piedra imantada les atrae con una fuerza que ellos no pueden controlar. Sin poderlo evitar son zarandeados por las oleadas de la moda. Ella les hace vestirse de una determinada manera, llevar el tipo de peinado que se lleva, colgarse un piercing o tatuarse un dibujo en la piel, escuchar su música, leer sus revistas y hablar a su manera.

¿Por qué siguen nuestros hijos la moda?


En el momento vital en que se encuentran, la ropa se convierte en la gran aliada de los adolescentes. La forma de vestirse la identifican con la forma de ser. Para un chico o una chica no es indiferente ponerse una cosa u otra, incluso “ponerse cualquier cosa” tiene su razón de ser. Aunque ellas comienzan antes, la preocupación por la ropa también les afecta a ellos.

Ir a la moda lo interpretan como ir a su manera. La moda juvenil (algunos la llaman subcultura) les permite identificarse con su grupo y reivindicar su oposición a los criterios adultos. Llevar pantalones caídos (la cintura ya no está en la cintura) o rotos, sudaderas enormes, camisetas ceñidas con dibujos, números y letras, tops que no llegan al ombligo, peinados “despeinados“, zapatillas de lona, una flecha atravesando la lengua o una visera sin que haga sol les diferencian lo suficiente para distanciarse del mundo adulto, de hecho, sus padres estarían ridículos con “esas pintas“. Ellos, en cambio, se sienten bien, quizá porque les sienta bien.
Utilizan la ropa como un sistema de signos para comunicarse con sus iguales, con quienes comparten un mismo código. Los padres no interpretan del mismo modo ese lenguaje, por eso no suelen entenderse con sus hijos en este tema y muchas veces se convierte en fuente de conflictos.

¿Cómo ayudar a tu hijo a no dejarse atrapar por la moda?

No le “ralles: se encerrará en su caparazón. Sería mejor:

§  Relativizar el conflicto y tomárnoslo con calma. Debemos valorar si merece la pena armar una gran trifulca por una cuestión que seguramente es transitoria o superficial. Eso no significa que debamos aceptarlo todo, sino que hemos de considerar los riesgos: los extremos (tanto la dureza como la permisividad excesivas) pueden alejarnos de nuestro/a hijo/a. Lógicamente, no es lo mismo que se trate de un comportamiento aislado o que vaya acompañado de otros cambios de conducta, como amigos, resultados académicos, salidas, mal humor, etc.

§  Conocer los modelos a los que trata de imitar. Ahora más que nunca, los padres debemos estar enterados del mundo en el que viven nuestros hijos. Quizá viste de tal o cual manera, escucha un tipo de música determinado o quiere ponerse un piercing especial porque está intentando imitar una forma de vida, a un actor o a un grupo de música. Conocer esos modelos nos puede ayudar a entender cuáles son sus gustos, sus ideas, lo que quiere expresar, y para saber si la influencia puede ser positiva o negativa.

§  Promover el buen gusto. Como todo, el gusto debe ser educado. Si hemos trabajado su sensibilidad estética, probablemente será más libre al escoger y no irá al vaivén de lo que se lleva. No podemos exigir, sin embargo, que tenga un criterio estético adulto. Se ha de vestir como un/a adolescente, ha de ir a la moda, pero no estar atrapado por ella.

§  Educar en el pudor. Ser pudoroso no significa ser mojigato ni puritano. Tenemos el sentido del pudor para proteger nuestra intimidad: del mismo modo que no contaríamos nuestras cosas íntimas a alguien con el que no tuviéramos mucha confianza, cubrimos nuestro cuerpo para no perder parte de esa intimidad. A muchos chicos y chicas las fuertes ráfagas de la moda les violenta y les hace exhibirse como no quieren.

§  Dar ejemplo. A menudo somos los padres los que alentamos el consumismo, pues somos realmente consumistas. Respecto al porte, podemos dar un mal ejemplo si ante cualquier ocasión nuestra máxima preocupación es “qué me pondré”. Por otra parte, no podemos extrañarnos que vista de forma provocativa si cuando era una niña nos hacía gracia con esa minifalda y es top tan cortito.

§  Fomentar la austeridad. En un ambiente consumista como el que nos envuelve, la austeridad es la mejor vacuna. Quizá de lo que más necesidad tenemos hoy día es de carecer. Por eso, no está de más que demos menos a nuestros hijos, para que sean capaces de sacrificarse y puedan ser libres de renunciar a lo que no necesitan.

§  Controlar en casa los estimuladores del consumo: revistas, Internet, publicidad, televisión. El bombardeo es constante, si lo podemos mitigar, mejor.

§  Comprar juntos al principio. Cuando son niños les compramos la ropa nosotros y, cuando ya son mayores, se la compran ellos, entre medio (al inicio de la adolescencia) es bueno que vayamos juntos a comprar. Así le podremos educar en ese ámbito. Antes de que salga de compras solo o sola (generalmente lo hacen con amigos), debemos establecer en casa el dinero que se puede gastar y qué se va a comprar. Si sólo va a mirar, es mejor que no lleve dinero.

§  Conseguir que tenga criterio propio. Es una labor que se inicia en la infancia y que consiste en darle seguridad a base de contar con su opinión, valorar sus apreciaciones, tenerle en cuenta, etc. Tener un criterio propio le hará menos influenciable. Si vemos, por el contrario, que es un chico o una chica que se deja fácilmente influir, deberemos estar más pendiente de lo que hace. Tenemos que enseñar a nuestros hijos que la moda propone pero son ellos los que disponen de ella.

§ Transmitirle valores, ideales, proyectos. Muchas veces los adolescentes se llenan de cosas porque se encuentran vacíos.

§  Conocer los riesgos. No seamos padres ingenuos. Algunas actividades presentan serios riesgos que no sólo afectan a su salud, sino también a su formación personal, como cierto tipo de música o cierta moda de ropa unida a una forma determinada de ver la vida.

§  Respetar su ámbito de autonomía. Todas estas prevenciones deben articularse con el respeto por un espacio para él o ella, fuera del agobio de los padres, donde poder expresarse e ir creciendo.