Medo a perder nos nenos

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El miedo, así como el resto de los sentimientos, es algo característico y necesario en todos los seres humanos. De hecho el miedo puede funcionar como un arma de defensa frente a lo desconocido o frente a circunstancias que el cerebro interpreta como “posibles peligros”.
Existen dos tipos de miedos: el miedo sobre el cual el niño aprende (por ejemplo aprende a no tocar un enchufe pues produce una descarga eléctrica que lo lastimará) y el miedo paralizante (aquel que no le permite al niño explorar, jugar, divertirse, etc por miedo a que se lastime o muera).

Ubicado en uno u otro de estos grupos (dependiendo del niño en particular y de su crianza) se encuentra un tipo de miedo a perder: perder una competencia, perder un afecto o la estima de algún adulto, perder algo material, etc.
Es importante como educadores y padres trabajar sobre el miedo a perder que puede surgir en los niños.
El sentimiento de pérdida de algo (tangible o intangible) tiene sus orígenes en la subjetividad, (personalidad del niño) y en sus propias vivencias. Por tanto no es correcto evaluar a todos de la misma forma. Deberemos tomar cada caso en particular para poder ayudar a un niño que tiene miedo a perder.
A continuación mostraremos algunas estrategias que nos pueden servir a grandes rasgos:


Si la pérdida ha sido sobre una competición o cosa material

  • Desdramatizar la situación. Es decir quitarle el toque dramático con el que el niño está vivenciando esta experiencia. Por supuesto que no es conveniente minimizar lo ocurrido pero sí es importante darle la trascendencia que esto tiene: ni más ni menos.
  • Evaluar qué fue lo que ocurrió. Es decir, medir las acciones que desembocaron en la pérdida de la competencia del niño (o la pérdida del objeto): evaluar si su acción pudo ser mejor o bien si sólo fue una circunstancia el hecho de haber perdido la competencia o el objeto.
  • Enseñarle a aprender de las derrotas. A menudo se enseña a los niños a ganar y competir para alcanzar una meta pero pocas veces se enseña que para ello es necesario equivocarse.
  • Permite que exprese sus emociones. Tras una derrota o pérdida material emergen sentimientos de bronca, gritos, llanto, etc. Muéstrale al niño que estos sentimientos son parte del proceso del aprendizaje hasta que, con perseverancia y trabajo él logre vencer otra competición.


Si la pérdida ha sido la de un ser querido o el afecto de alguien

Este es uno de los temas más delicados y difíciles de afrontar para todo niño (y adulto también).
Sugerimos lo siguiente:

  • Muéstrate completamente honesto con el niño. Es importante decirles la verdad y no querer apartarlos de la realidad. De igual modo la situación le producirá un sufrimiento que es inevitable.
  • Sé cauteloso en cómo y cuándo darle la noticia de la pérdida.
  • Si el niño/a tienen menos de 5 años, lo mejor es hablar directamente de lo que ocurrió, ya que ellos no podrán interpretar la frase “se ha ido” pues entienden literalmente cada palabra. En estos casos es mejor ser directo e indicar qué es lo que sucedió a la persona: falleció, está privada de la libertad, está internada y no la podemos visitar, se mudó muy lejos, etc, pero siempre actuar con la verdad.
  • Anímalo a que el niño exprese lo que siente. En caso de fallecimiento a menudo los niños desean asistir al funeral. Aunque esto pueda parecer muy brusco, el niño (así como el adulto también) necesita procesar lo que ha ocurrido y es conveniente que asista al entierro si así lo desea para que pueda procesar mejor lo ocurrido.