Sistemas de retención infantil
Atopamos no xornal La Voz de Galicia do día 31 de marzo unha interesante noticia sobre os sistemas de retención infantil. Como as leis de tráfico, de cando en cando, mudan, ás veces é complicado saber exactamente que debemos facer. Nada máis sinxelo que esta infografía do mesmo xornal que simplifica a cuestión aos pais e nais:
Para ler a noticia completa, preme no nome:
Pais e nais adoptivos: sencillamente pais e nais
Republicado con autorización de: Carlos Pajuelo
¿Qué hace falta para
ser padre, para ser madre? Sencillamente querer criar, con todo lo que
conlleva, a un hijo.
Tener hijos es un deseo común en muchas familias. Y como
tenemos una gran diversidad de familias nos encontramos en esas familias tanto
a personas que desean tener hijos y la naturaleza se lo pone fácil; a personas
que desean tener hijos y, por diferentes razones, la naturaleza se lo pone
imposible como a personas que desean ejercer la tarea de padres y eligen la
adopción para ello.
Es un gran reto para estos padres, tengan hijos o no, y que
tienen el mismo deseo e ilusión que el resto de padres, tener que afrontar la
adopción como una vía para tener hijos, para poder ejercer la tarea de ser
padres.
Cinco cosas para tener en cuenta:
1.- ¿Habías caído en la cuenta de que a los únicos padres a
los que se les examina para ver si tienen capacidad, competencia, habilidad
para ser padres es a los padres adoptivos? Así empieza su andadura.
2.- Una vez examinados y considerados aptos, comienza su
espera. El “embarazo”, la espera de los padres y madres adoptivos puede durar
30 meses o más. Y durante todo ese tiempo están atentos, esperanzados e
ilusionados, pero también están asustados, con inseguridad, con dudas y temores, cómo dice mi amigo José Lucas:
“Muchos meses viajando en una montaña rusa”.
3.- Los padres y madres adoptivos son igualitos que los
padres biológicos, son simplemente padres, pero sus hijos no. Los hijos
adoptivos, por sus circunstancias, pueden acarrear unas carencias en la
formación del apego, de la seguridad emocional que generen trastornos del
vínculo. Muchos de los niños entregados en adopción han padecido abandono desde
los primeros días de su vida, porque sus padres, por razones económicas,
sociales, personales no han sabido, o no han podido, ocuparse de ellos. Así los
niños, desde estos primeros años de vida, se vuelven inseguros, desconfiados y
suelen tener dificultad para establecer vínculos firmes y seguros
emocionalmente con un adulto.
4.- Por esta razón los padres y madres adoptantes tienen que
ayudar a sus hijos a que recobren esa confianza en los demás, a que forjen su
autoestima dañada y este proceso lo tienen que realizar conviviendo, muchas
veces, con la incomprensión de muchos de los que les rodean.
Tienes que saber que:
Los trastornos del vínculo pueden originar durante la
infancia y la adolescencia problemas de conducta en esos niños, problemas de
atención, de hiperactividad, conductas para llamar la atención, etc.
Por eso es conveniente no caer en el error de decirles a
esas padres frases del tipo: “claro, es que como lo habéis deseado tanto pues
lo tenéis malcriado” y otras frases que menoscaban la competencia educativa de
estos padres y madres.
Los padres y madres adoptantes tienen que luchar hasta la
desesperación para que entiendan que los problemas de conducta de los niños
adoptados no son debidos, por lo general, a malas prácticas educativas y sí a
que los niños han sufrido una carencia de la que cuesta mucha dedicación y
tiempo para recuperarse.
Los padres se desesperan porque esa falta de comprensión se
da tanto en el ámbito familiar, con las amistades, como en los centros
escolares, y hace que se sientan solos e incomprendidos en la tarea de educar a
sus hijos. Y nos necesitan a todos.
Necesitan algo tan sencillo como que entendamos que no se
les puede comparar con otros niños. Necesitan que, en vez de reproches, les
tendamos la mano. Necesitan ser escuchados. Necesitan lo que necesitamos todos
los padres, que se nos valore y refuerce como padres que educan.
5.- Los padres adoptantes son generosos y su generosidad
hace posible no solo que puedan ejercer la tarea de ser padres sino también, la
de dar un hogar, una familia a unos hijos que estaban empezando a perder la
confianza en los demás.
Los padres adoptantes son como tú y como yo. Sienten como tú
y como yo sentimos. Quieren a sus hijos como tú y como yo queremos a los
nuestros.
A veces los padres y madres lo único que necesitamos es que
alguien nos escuche y nos entienda.
Fillo adoptado: como, cando e quen debe decirllo
Republicado con autorización de: http://www.escuelaenlanube.com
Todo padre que tenga un hijo adoptado se enfrenta en algún
momento con este miedo: ¿Cuándo debo decirle a mi hijo que es adoptado? ¿En qué
momento y quién debe decírselo? Estos son interrogantes que impacientan a todo
padre con hijos adoptados incluso durante años.
En esta oportunidad veremos qué es lo que dicen los expertos
al respecto y cómo debemos abordar el tema.
Hijo adoptado
Aunque tanto las películas de Hollywood como también muchas
personas tengan la creencia de que “lo mejor es aguardar hasta la edad de la
adolescencia para decirle a un niño que es adoptado”, lo cierto es que tanto psicólogos
como pediatras sostienen que la mejor edad para decirle a un niño que es
adoptado es a partir del momento en que ellos puedan comenzar a procesar esta
información. Es decir a partir de los 4 años.
De este modo los niños comenzarán a tener un registro
paulatino de la adopción.
¿Quién y cómo debe hablar con el niño sobre la adopción?
Lo ideal y recomendable es que sean los propios padres
adoptivos que informen al niño sobre el tema.
Debemos evitar que el niño se entere por accidente. Por el
contrario afrontar la situación, ser flexible y paciente ante sus preguntas
ayudará mucho a que el niño incorpore esta información.
A menudo los niños, luego de enterarse, pueden no hacer
preguntas por un lapso determinado de tiempo. De algún modo están internamente
asimilando y procesando la información.
Luego de un período de tiempo (que en cada niño será
diferente) ellos comenzarán a indagar cada vez más. Debemos ser pacientes y
responder a cada una de sus preguntas. Clarificar lo más posible el tema de que
su adopción no es un tema tabú, sino que ellos deben y pueden hablar de ello
todo lo que necesiten. Cuanto más pronto los niños hablen con naturalidad sobre
su adopción más fácilmente podrán elaborar el duelo y enfrentarán el tema con
normalidad.
Con frecuencia los niños quieren ponerse en contacto con sus
padres biológicos (en caso que estos se encuentren con vida). Por otra parte es
necesario que, previamente, los adultos tengan toda la información posible del
tema. Por ejemplo si el niño fue dado en adopción por cuestiones de violencia,
por cuestiones económica, por fallecimiento de los padres, etc. De este modo
los padres pueden regular el tipo de información que les darán a sus hijos.
Es frecuente que luego de la noticia los niños presenten
algunos cambios de comportamiento. En estos casos se recomienda la intervención
de un psicólogo infantil que pueda ayudar a que el niño elabore su duelo.
Sugerencias adicionales
Indagar lo más posible para evitar que el niño se quede con
dudas o tenga un registro erróneo de lo que ocurrió. La mayoría de los niños
suelen creer que los padres biológicos no los amaban lo suficiente y por esta
razón crecen con un sentimiento de vacío interior y sentimiento de
inferioridad. A menudo este sentimiento se puede convertir en frustración o ira
reprimida. Por esta razón lo recomendable es preguntar y observar al niño a
medida que vaya recibiendo la noticia (tanto en ese momento como en los días y
tiempo posterior).
Otra de las sugerencias es estar en contacto con un psicólogo
de confianza (psicólogo infantil).
También se recomienda participar de foros o reuniones de
padres con hijos adoptados. De este modo los padres podrán hacer frente a cada
una de las situaciones que se presenten y se sentirán contenidos por el grupo.
Nin machotes nin princesas: como educar aos nosos fillos na igualdade
Republicado con autorización de: Carlos Pajuelo
Educar en igualdad para prevenir el maltrato
Los hijos y las hijas son iguales, y sin embargo, nuestra
sociedad genera discriminación. Te has
preguntado ¿Quieres discriminar a tus hijas?, ¿Quieres que tu hijo piense que
una mujer vale menos que él?, ¿Quieres que tu hija acepte esa discriminación o
que lo tenga bien clarito y defienda la igualdad? Educar en igualdad si que
puede salvar muchas vidas.
1.- Haz que tus hijos e hijas sientan personas valiosas. Una
persona valiosa es una persona que se ve poderosa. Educar es enseñar a los
hijos a que reconozcan y aprecien lo que valen.
Hay padres y madres que nunca están satisfechos con lo que hacen sus
hijos y siempre quieren que hagan más y mejor, o por el contrario, padres que
apenas tienen expectativas de éxito en sus hijos o hijas y tanto este exceso de celo educativo por la excelencia,
como la falta de expectativas puede provocar que hijos e hijas crean que no son
valiosos, que no tienen poder, porque son incapaces de satisfacer las
expectativas de sus padres. Expectativas que a veces son diferentes en función
de si se es hijo o hija. No le pongas techo a lo que tus hijos e hijas pueden
alcanzar, anímalos a que crean y confíen en ellos mismos.
2.- Educa a tus hijas (como haces con tus hijos) para que no
les frene el miedo. Tenemos que educar a nuestras hijas para que se “coman el
mundo”, para que tomen decisiones y se vean capaces, seguras, convencidas de
poder afrontarlas y no para que sean dóciles y sumisas. Lo que piensas te tus
hijos e hijas es lo que les trasmites.
3.- Educar en la responsabilidad. Tenemos que promover que hijos
e hijas practiquen la responsabilidad. Para eso hace falta que tengan
responsabilidades en casa acordes con su edad. Las responsabilidades en una
casa no se distribuyen en función del género. No se trata de repartos
diferenciados por ser niño o niña, no se trata de ayudar al otro, sino de
asumir, todos y cada uno, como propias las tareas comunes que surgen en todos
los hogares.
4.- Educar en el respeto. Y para ello hay que hablar en casa
con respeto de todas las personas que viven en la casa y fuera de casa.
Mediante el lenguaje, les mostramos a nuestros hijos que hay personas a las que
podemos despreciar, denigrar, e insultar si no nos gusta lo que dicen o lo que
hacen o cómo lo dicen o como lo hacen.
5.- Educar a personas, no a niños o niñas. Si piensas que
hay que educar a tus hijos e hijas de forma diferente, es porque crees que no
son iguales. Y son iguales, son sencillamente hijos a los que educar. Acaso no
es igual de bueno lo que enseñas y cómo lo enseñas, a un hijo que a una hija.
6.-Educar en el buen trato a las personas. No les digas a
los hijos que a las mujeres, madres, hermanas, amigas, etc., hay que tratarlas
bien porque son mujeres. Hay que tratarlas bien porque son personas. Ser mujer
o ser varón es solo una cualidad: ser personas es lo sustancial.
7.- Actúa cuando detectes actitudes discriminatorias: Cuando
tus hijos hagan algún comentario despectivo de alguien por razón de sexo, raza,
idea, orientación sexual, capacidad, etc., actúa. Pero no lo hagas por
convencionalismo o porque quede mal, en plan “eso no se dice”. Tenemos que
decir a nuestros hijos que nos duele escucharlos hablar así de otra persona, de
una mujer o de un hombre. Pregúntales cómo se sentirían ellos si alguien les
dijera eso mismo.
8.- Hablar del amor. Enséñales, cuando son adolescentes, qué
es eso de estar enamorado o enamorada. Enséñales qué conductas son
incompatibles con amar (desconfiar, anular, exigir, chantajear) y díselo bien
claro: si controlas el teléfono de tu
chica, estás maltratando a tu chica. Si dejas que te controlen, estás dejando
que te maltraten. Si le dices a tu chica, si me quisieras entonces tu harías…
es maltrato. Enseña a tus hijos y a tus hijas, a reconocer qué es el maltrato
para que no sean maltratadores y para que no se dejen maltratar.
9.- Sed beligerantes con el maltrato. Hay que educar para
enseñar a no tolerar cualquier tipo de maltrato: no a las bofetadas a tiempo, a
las palabras que ofenden, a cualquier manifestación de desprecio y de
violencia.
10.- Tienes que creer que existe la discriminación, que está
muy cerca de nosotros y que es muy peligrosa, porque la discriminación mata.
Hace falta una marea de padres y madres que eduquen a sus
hijos e hijas como iguales, personas iguales. Y hay que educarlos así para que
los hijos e hijas se lo crean y lo vivan.
Ensina aos teus fillos a dicir NON ás drogas
Republicado con autorización de: Carlos Pajuelo
Tú nunca estarás con tu hijo o hija cuando tenga que decir
NO. Así que a educar.
Las drogas están alrededor de nuestros hijos, esto es una
realidad que los padres no debemos ni podemos obviar. Están tan cerca de
nuestros hijos que a veces están hasta en nuestra propia casa. No, no lo digo
para asustar, lo digo sencillamente con la finalidad de que los padres abramos
los ojos y sepamos qué decir y cómo actuar. Es verdad que cada hijo es un
mundo, que cada familia tiene sus circunstancias y, aunque no hay métodos
infalibles para educar, yo creo que padres y madres, en el tema de drogas,
podemos y debemos:
1º.- Buscar
Información. ¿Qué sabes de las drogas?,
pero qué sabes, de verdad. Cómo vas a educar sobre algo que desconoces. Conozco
a padres que, con cara de angustia, les hacen jurar a sus hijos que nunca van a
tomar drogas y piensan que, con eso, es suficiente. El conocimiento, la
información son los mejores acompañantes en la tarea de educar. La guía
“Hablemos de drogas. Una realidad que debe tratarse en familia”, de la Obra
Social de la Caixa es una estupenda herramienta para informarse.
2º.- Hablar con tu hijo sobre drogas. Al finalizar la
Educación Primaria, con 12 años, es una edad apropiada para comenzar. Pero habla
con serenidad, porque esa es la manera en la que hablan las personas que saben
de lo que están hablando. No metas miedo
ni exageres porque está demostrado que “asustar” no educa. Habla con tu hijo
para conocer su opinión sobre las drogas, y no te desesperes si te dicen perlas
como “la marihuana es buena porque es mejor que el tabaco”. Los adolescentes
suelen tener una visión demasiado “optimista” sobre las drogas, y los adultos,
una visión cercana al pánico, por esta razón lo que hay que hacer es EDUCAR
para tener una visión “realista”.
3º.- El mensaje que tienes que trasmitir es: Tomar drogas es
siempre un riesgo. Esto es difícil de hacérselo entender a los adolescentes,
por eso conviene repetir este mensaje apoyado en datos reales, contrastados, no
basados en tópicos, sin exageraciones.
Las drogas secuestran de manera silenciosa a nuestro cerebro y afectan a todas sus funciones (cognitivas,
emocionales, relacionales, etc).
4º.- No les preguntes directa e insistentemente sobre si han
tomado drogas. Es mucho mejor pedirles su opinión (qué piensan del consumo de
drogas por parte de algunos adolescentes, qué peligros ven en ello) y darles
nosotros nuestra opinión. No entres en peleas con tus hijos para convencerles
de que la razón la tienes tú, porque con esas discusiones es fácil conseguir un
efecto contrario al que deseamos, y no es otro que la defensa de las drogas por
parte de tu hijo se convierta en una afirmación de su identidad.
5º.- Enseñar a los hijos a responsabilizarse de sus acciones
es una de las mejores cosas que los padres podemos hacer mientras educamos.
Responsabilizarse requiere asegurar a los hijos que siempre los vamos a apoyar
pero que ellos tienen que asumir las consecuencias de sus actos. Para educar en
responsabilidad necesitamos marcar una línea clara de lo que creemos que es
tolerable y lo que consideramos intolerable en el tema de las drogas. La
realidad es que al final va a ser nuestro hijo el que decida, el que tenga la
última palabra.
6º.- Si tu hijo comienza a “flirtear” con las drogas no te
paralices, no lo lleves en secreto. Busca ayuda. Habla con sus profesores, con
la familia, con profesionales. Entrar en
contacto con las drogas en la adolescencia no es sinónimo de ser un drogadicto.
Negar una realidad, sin embargo, sí que puede conllevar problemas mayores.
Cuando tenemos problemas en la educación de los hijos necesitamos todas las
manos. No te calles.
7º.- ¿Quién dijo miedo? Controlar el miedo que nos invade
con las palabras drogas, adolescencia, alcohol…
Con miedo no se educa. Así que lee, infórmate, y manos a la obra. No
hagamos tragedias de situaciones de apendizaje. Los adolescentes están en
construcción, los escarceos con las drogas no son indicadores de ningún
problema, son indicadores de que tu hijo o hija necesita que sus padres sigan
educando: normas, valores, limites. Y esto lleva su tiempo, no te desesperes.
8º.- Confía en ti, en tu capacidad para educar, en tu
sistematicidad, confía en tu ejemplo, confía en tus enseñanzas. Y sobe todo
confía en que tus hijos serán capaces de gobernar su propia vida. Pero hasta
que llegue ese momento, recuérdales que no vas a mirar para otro lado, que
siempre vas a decir: Drogas No.
9º.- No culpabilices a las amistades de tus hijos o hijas,
considerándoles malas influencias. Prepárate para ser tú una buena influencia,
una influencia que desde el cariño, la comprensión, envía mensajes claros
respecto a cómo actuar, cómo decir no, como mantenerse firme en las
convicciones. Y recuerda que las amistades son, para los adolescentes, lo mejor
de lo mejor. No rivalices, simplemente
sigue ejerciendo tu tarea. Lo que tú les trasmites les queda dentro y hace más
efecto del que tú crees.
10º.- Es un tema serio este de las drogas en el que los
padres tenemos una responsabilidad durante un tiempo, el de la educación, luego
serán nuestros hijos los que determinen qué y cómo quieren vivir.
¿Estás educando? Pues no pares, sigue. Somos muchos los que
te apoyamos.
10 ideas para educar con sentido común
Republicado con autorización de: Carlos Pajuelo
No hay método infalible para educar, lo que si hay son
madres y/o padres que educan porque sin ellos los hijos andarán perdidos.
En esta sociedad del éxito, de la felicidad, de la eficacia y la eficiencia, educar hijos se está convirtiendo es una especie de disciplina académica, un mastercheff educativo en la que el objetivo de la educación es la búsqueda de recetas para “cocinar” hijos que no den problemas, en vez de acompañar y guiar a los hijos en su tarea de construirse como personas adultas e independientes.
En esta sociedad del éxito, de la felicidad, de la eficacia y la eficiencia, educar hijos se está convirtiendo es una especie de disciplina académica, un mastercheff educativo en la que el objetivo de la educación es la búsqueda de recetas para “cocinar” hijos que no den problemas, en vez de acompañar y guiar a los hijos en su tarea de construirse como personas adultas e independientes.
Es verdad que en la “ciencia” podemos encontrar ayuda para
educar, mucha y muy buena, pero la ciencia no educa. Los que educan son
personas que sirven de modelo, solo las personas pueden educar porque la
educación es un acto de amor incondicional, de comunicación constante, algo
cotidiano que se realiza 24 horas al día y 7 días a la semana.
Educar con sentido común es:
- Educar en presente e intentar no fantasear con un futuro que desconocemos.
- Dar ejemplo, la mejor herramienta educativa que tenemos para nuestros hijos. Lo demás son solo palabras y sermones.
- Entender que los hijos e hijas mientras los educamos nos pueden generar malestar, mucho malestar. Y que este malestar no es “castigo” sino parte de la vida natural de las personas. Los hijos no decepcionan, lo decepcionante es que los padres y madres les demos la espalda cuando aún no “están terminados”. Luego llegará un momento en que decidan cómo quieren vivir, esa es su responsabilidad.
- Centrarse en lo que haces como padre o como madre en vez de obsesionarte con lo que hacen tus hijos. La conducta de nuestros hijos lo que nos demanda es actuar como padres.
- Educar con sentido común, es entender que mientras se aprende aparecen muchas equivocaciones (aprendemos a ser padres y madres mientras nuestros hijos aprenden a ser personas).
- Entender que las lágrimas y los enfados de los hijos son inevitables. No les ahorres lágrimas, cómprales pañuelos y márcales bien clarito los límites y las normas.
- Tener confianza en uno mismo como educador y evitar culpabilizar a los demás.
- Hacer de la crianza un acto de generosidad, de empatía y no un tiempo de malestar.
- Que no existe ningún método infalible para educar, pero lo que sí es seguro es que sin madres y/o padres que eduquen nuestros hijos estarán perdidos.
- Educar con sentido común no es cuestión de tener certezas sino de tomar decisiones.
Educar es una
siembra, a veces, de cosecha lejana. No sembramos para obtener buenos frutos,
sembramos para que los frutos aprendan a lidiar con las tormentas, los
vendavales, las sequías. A lidiar con la vida. La vida pasa.
Cando debe deixar de chupar o dedo?
Republicado con
autorización de: http://www.escuelaenlanube.com
Llega un momento en el que todo padre debe hacerse esta
pregunta ¿hasta cuando nuestro hijo debe chuparse el dedo? Y la respuesta es
bastante sencilla: debemos dejar que nuestro hijo se chupe el dedo hasta la
aparición de la dentición definitiva, es decir, a hasta los 6 o 7 años.
Recordemos que el hábito de chuparse el dedo, así como
también de utilizar chupete, es un hábito que los niños adquieren de muy
pequeños (incluso se chupan el dedo antes de nacer) como una forma de autosatisfacción.
En otras palabras esto les produce placer.
La consecuencia de prolongar la etapa de chuparse el dedo en
los niños produce que su dentición definitiva sea desalineada, por lo que le
garantiza al niño una posterior necesidad de utilizar aparatos de ortodoncia
para alinearlos en el futuro. De hecho hay algunos expertos que afirman que es
conveniente quitar este hábito a partir de los 4 o 5 años.
Pero ¿cuáles pueden ser las consecuencias de dejar
que nuestros hijos se chupen el dedo a
los 6 o 7 años?
Las consecuencias pueden ser variadas y es importante
detallarlas:
- Problemas de dentición desalineada, esto ya lo hemos hablado con anterioridad y, en tal caso, implica una cuestión asociada con lo estético. Aunque como veremos a continuación esto no sólo se limita a una valoración estética del asunto.
- Problemas fonéticos o de pronunciación. Con una dentición desalineada, el niño puede comenzar a pronunciar erróneamente las palabras, lo que puede desencadenar en una complicación no sólo fonética sino social por la pronunciación errónea de las palabras.
- Alteraciones en los dedos. La constante necesidad de chuparse el dedo puede provocar que las uñas crezcan de forma irregular o incluso se encarnen, deformando así los propios dedos.
- Posibles trastornos emocionales. La corriente psicoanalítica sostiene que existe una etapa (denominada etapa oral) donde el niño tiene como zona erógena a su boca. Es decir, el niño siente placer por todo lo que se lleva a la boca. Dicha etapa, según Freud se ubica como la primera de varias etapas por las que atravesará el niño antes de los 5 años. Por tanto, si vemos que nuestro hijo no deja de chuparse el dedo y tiene cerca de 6 años, es conveniente que cortemos con este comportamiento para que, (entre otras cosas) psíquicamente él pueda completar con las etapas de las que habla Freud.
¿Cómo ayudar a que nuestros hijos dejen de chuparse el dedo?
- En primer lugar debemos detectar cuál o cuáles son las causas de tal actitud. Esto lo debemos hacer teniendo en cuenta lo antes dicho.
- A continuación es importante que no reprendamos al niño en público para que él no se sienta discriminado por dicha actitud.
Trucos para que nuestros hijos dejen de chuparse los dedos
- Puedes colocar un apósito en el dedo gordo de tu hijo para que éste no se lo chupe.
- También pueden bañar el dedo en un poco de vinagre blanco.
- Por último sugerimos pintar de un esmalte transparente (y de sabor amargo) las uñas de tu hijo para que, al secar dicho esmalte y tener contacto de las uñas en su boca, él sienta dicho sabor y automáticamente esto le producirá rechazo.
A importancia de saber pedir perdón
Republicado con
autorización de: http://www.mamapsicologainfantil.com
Autoría: Sara Tarrés
Qué difícil es pedir perdón, darnos cuenta de que nos hemos
equivocado o de que algo que hemos hecho está mal. Saber pedir perdón es uno de
los aprendizajes más difíciles pero seguro que sabremos cómo enseñárselo a
nuestros hijos con un poco de paciencia y siguiendo algunas pautas o
recomendaciones.
Pedir disculpas, perdón, decir lo siento me he equivocado no
debería ser tan difícil pero la verdad es que la gran mayoría de las veces nos
resulta complicado admitir y reconocer un error.
Si a nosotros los adultos ya nos cuesta un mundo pedir
disculpas imaginaros a nuestros hijos pequeños sumidos en su pensamiento
egocéntrico. Les cuesta mucho más admitir que se han equivocado y no entienden
por qué deben pedir perdón. Por eso es tan importante empezar a enseñárselo
cuanto antes y sobre todo tener en mente que nosotros somos su principal
ejemplo.
Este aprendizaje, el de reconocer los propios errores y la
culpa, forma parte de la educación en valores, algo que se inculca tanto dentro
de nuestra familia como fuera de ella, pero sobre todo en nuestra familia. Y
precisamente porque es dentro de la familia donde se aprenden estos valores
fundamentales es por lo que es
responsabilidad nuestra, de los padres, enseñarles a nuestros hijos a pedir
perdón cuando se han equivocado o han tenido un comportamiento inadecuado.
Enseñar a un niño a pedir perdón es responsabilidad nuestra,
de los padres, ya que este aprendizaje es parte de su adecuado desarrollo
emocional y personal. Es preciso que un niño sepa reconocer que comete errores,
que algunas de las cosas que hace o dice lastiman a los demás, que tanto él
como el resto de personas podemos equivocarnos.
Como padres implicados en la formación de nuestros hijos,
que queremos siempre lo mejor para ellos podemos seguir diferentes pautas para
enseñarles desde bien pequeños a pedir disculpas:
- servirles ejemplo: pedirles perdón cuando nos hemos equivocado;
- ser perseverantes, no tirar la toalla: a pesar que no veamos ningún avance en su comportamiento por mucho que insistamos es preciso no rendirse y seguir insistiendo en la importancia de pedir perdón;
- enseñarles la conducta apropiada y a corregir sus errores.
Los niños que aprenden a pedir perdón son niños más maduros
y preparados para tener mejores relaciones personales y el mejor modo, no cabe
duda es empezar a enseñarles desde bien temprana edad. Los padres que sabemos
disculparnos cuando cometemos un error, que solemos decir lo siento me he
equivocado somos el mejor ejemplo para nuestros hijos, ya que observan en
nuestro modo de proceder que tras un comportamiento inadecuado reconocemos nuestros
errores y lo sentimos. De este modo les enseñamos la necesidad de perdonar y de
hacerse perdonar.
Os fillos herdan os deportes dos pais?
Republicado con autorización de: http://www.mamapsicologainfantil.com
Autoría: Sara Tarrés
En más de una ocasión he hablado sobre la importancia de
hacer deporte en la infancia. He hablado sobre los beneficios del deporte sobre
la salud física y mental de los niños, y de los valores que se pueden inculcar
a los más pequeños practicando alguna disciplina deportiva, sea cual sea:
baloncesto, fútbol, tenis, ballet, patinaje, esquí…
Los padres tenemos un papel fundamental para que nuestros
hijos les guste practicar algún deporte. Sabiendo que somos su principal
referente no es de extrañar que también quieran seguir nuestro ejemplo cuando
nos ven ir al gimnasio, ir en bici, salir a hacer senderismo, jugar a tenis,
baloncesto o sea cual sea la actividad deportiva que más nos guste. Por lo que
la pregunta es obligada ¿Los hijos “heredan” los deportes de sus padres?
¿Los hijos “heredan” los deportes de sus padres?
En respuesta esta pregunta hoy te presento los datos
proporcionados por un estudio realizado por la cadena deportiva Sprinter en la que se concluye que la natación, el
ciclismo y el fútbol son los deportes más heredados por los niños españoles.
Con motivo del día del padre, la cadena deportiva Sprinter ha
lanzado un estudio para conocer cuáles son los deportes más compartidos por los
padres e hijos españoles. El estudio ha arrojado resultados positivos, como que
el 55% de los padres españoles afirma practicar deporte con sus hijos e hijas,
sobre todo en actividades al aire libre, que se posicionan como la principal
actividad deportiva realizada en familia, con un 44,2% de las respuestas.
En cuanto a los deportes más compartidos por padres e hijos,
encontramos la natación, seguida muy de cerca por el ciclismo, y el fútbol,
como los tres deportes que ocupan el pódium entre las disciplinas más
“heredadas” entre padres e hijos españoles.
El baloncesto y el running, ocupan la cuarta y quinta
posición respectivamente, y los deportes de raqueta, como el pádel y el tenis
les siguen en la lista.
Los padres e hijos de esta generación, comparten su afición
por el deporte un 30% más que la generación anterior. Solo un 25% de los padres
encuestados, deportistas habituales, practicaba deporte con sus padres cuando
eran pequeños, lo que significa que en la actualidad es un hecho cada vez más
frecuente que los padres inculquen valores de vida activa entre sus hijos e
hijas.
También han cambiado los deportes que son compartidos por
padres e hijos. Mientras hoy son la natación, el ciclismo y el fútbol los
deportes más familiares, en la generación anterior de padres e hijos se jugaba
sobre todo al fútbol (con un 50% de las respuestas), al baloncesto y al tenis.
El estudio ha sido realizado por Sprinter entre una muestra
representativa y aleatoria de 270 hombres españoles, deportistas habituales, de
entre 35 y 55 años, con un nivel de confianza del 95,5% y un margen de error
del 5,9% para los resultados obtenidos.
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