La dislexia

Artículo publicado con autorización de su autora, Amparo Calandín ( Psicóloga infantil y juvenil). Extraído de su página:

La dislexia

La dislexia es una deficiencia de la lectura, la escritura y el aprendizaje. Su causa es una alteración de las zonas cerebrales que controlan el lenguaje. Afecta a un 5% de los niños de 7 a 9 años, sobre todo varones. Se le atribuye una base genética y no está relacionada con su inteligencia.
Las manifestaciones de la dislexia son muy variadas y dependerán de la intensidad del trastorno y de la edad del niño, porque se pueden afectar funciones relacionadas con la memoria, el vocabulario, las áreas motrices y el habla. Sin embargo, se cree que la dislexia no está relacionada con la inteligencia del niño, aunque en la etapa preescolar se pueden observar las deficiencias significativas en el lenguaje, la motricidad, la percepción y la falta de madurez en general.

¿Qué es lo que origina la dislexia?

La dislexia es el efecto de múltiples causas, que pueden agruparse entre dos polos. De una parte los factores neurofisiológicos, por una maduración más lenta del sistema nervioso y de otra los conflictos psíquicos, provocados por las presiones y tensiones del ambiente en que se desenvuelve el niño.
El cerebro humano está formado por dos hemisferios (mitades), derecho e izquierdo, que se comunican entre sí. Cada hemisferio está especializado en ciertas funciones como ya vimos hace unas semanas. El hemisferio izquierdo se ocupa de los procesos del lenguaje, mientras que el derecho se especializa en la información visual y espacial. Además, como comentamos,no trabajan exactamente del mismo modo, sino que el hemisferio izquierdo procesa la información secuencialmente, es decir, unos datos tras otros, mientras que el derecho lo hace simultáneamente,ya que procesa muchos datos a la vez. Al leer, se combinan los dos tipos de estrategias en el manejo de la información por ambos hemisferios. Pero en los niños disléxicos, se produce una disfunción en el hemisferio izquierdo y se ve afectada la velocidad de procesamiento de la información, lo que incapacita al niño para procesar cambios rápidos de estímulos o sucesiones, tanto en el área visual como auditiva.

Estos factores llevan a la formación de grupos de problemas fundamentales, que se encuentran en la mayor parte de los trastornos del disléxico, cuya gravedad e interdependencia es distinta en cada individuo.

La dislexia en los niños

La dislexia no se cura sólo con el paso del tiempo, es preciso un diagnóstico temprano para ayudar al niño adecuadamente. Por ello, los padres y los educadores no deben dudar en consultar al pediatra ante las primeras sospechas de dislexia
Estos niños/as presentan grandes dificultades en la lecto-escritura:
- Lectura lenta, trabajosa y cargada de errores.
- Deficiente ortografía en los textos o dictados.
- Uniones o separaciones incorrectas de palabras.
- Dificultades en la automatización de aprendizajes y memorización (aprende algo y, al poco tiempo, lo olvida).
Además, le cuesta realizar con éxito las actividades donde es necesario aplicar varias habilidades como redacciones en las que ha de prestar atención a la ortografía, signos de puntuación, organización de ideas...
La dislexia no se manifiesta de la misma manera ni con la misma intensidad en cada niño.

¿Cómo puedo ayudar a mi hijo?

Un niño que presenta dislexia tiene necesidad de:
-Una evaluación temprana de sus dificultades realizada por el psicólogo o departamento de orientación escolar.
-Un programa de refuerzo o adaptación curricular centrado en las tareas de leer y escribir
-Un apoyo escolar, preferiblemente individual y especializado.
-La coordinación entre otros servicios (sanitarios, educativos...)
-Mucha colaboración familiar
El tratamiento de los problemas lectores debe centrarse en la recuperación del mecanismo que funciona deficientemente, por lo que el planteamiento terapéutico ha de ser obligatoriamente individual.

Estrategias generales de apoyo

Busca ayuda de profesionales cualificados para sentirte seguro y saber en qué situación se encuentra tu hijo.
Intenta hacer de tu hogar un lugar sereno y confortable: para el niño puede resultar desalentador sufrir dislexia.
Procure que tu hijo destaque en alguna otra actividad, ya sea deporte, música, dibujo..., muéstrale que puede tener éxito en otra faceta de su vida, esto hará que aumente su autoestima.
Nunca hables de sus dificultades o fracasos, sin incluirlo en la conversación y sin pedirle su opinión.
Elogia siempre sus puntos fuertes e insiste en sus habilidades particulares.
Recuerda que tu hijo necesita, como todos los demás, sentir amor, aceptación, protección, disciplina y libertad para poder crecer y aprender feliz y así afrontar su dificultad.

Habla con tu hijo de su problema y escucha sus propuestas y decisiones.