Xogando sen instrucións


Publicado coa autorización de: http://www.mamapsicologainfantil.com/


Hay quien dice que nunca juega con sus hijos aunque lo normal es que nuestros peques nos pidan una y otra vez que juguemos con ellos, en el parque, en casa, en la bañera, … ¿Deben los niños aprender a jugar solos, sin instrucciones de mamá o papá?
Ante la cuestión que nos ocupa, es decir si es bueno que nuestros hijos deban aprender a jugar solos la verdad es que lo interesante sería intentar compensar un poco los distintos momentos de juego, combinando juego compartido con juego solitario. Tengamos en cuenta que el juego es la activad mediante la cual nuestros hijos aprenden y por tanto necesitan modelos, referentes, guías que les enseñen cómo hacer las cosas, pero también es fundamental que ellos puedan sentir la libertad de hacer las cosas a su manera y aprender ellos mismos de sus aciertos o errores.
Jugar con nuestros hijos es un placer, una necesidad pero también parte de las “tareas” que van en el rol de padre o madre. Mientras jugamos con ellos les enseñamos nuevo vocabulario, cómo se hacen algunas cosas. Mientras jugamos con nuestros hijos les transmitimos también nuestro modo de entender el mundo a la vez que ellos desarrollan y perfeccionan nuevas destrezas o habilidades. Pero también es necesario que aprendan a jugar solos, sin las instrucciones de mamá y papá. De este modo aprenden la importancia de imaginar, de enfrentarse a los problemas o dificultades sin que nadie les proporcione ayuda.
Enseñar a nuestros hijos a jugar solos en ocasiones no es fácil puesto que algunos niños nos reclaman continuamente. En estos casos, cuando nuestros hijos no saben jugar solos,  se trata de ir dejándoles poco a poco, por breves espacios de tiempo, por ejemplo vamos hasta la cocina a por un vaso de agua y les pedimos que se queden ensartando algunas cuentas, modelando plastelina, jugando con su cocinita, o lo que sea que estén utilizando en ese momento. Evitaremos que sienta que le estamos abandonando, por lo que inicialmente no tardaremos mucho en volver pero paulatinamente iremos añadiendo algo más de tiempo en nuestras escapadas. Poco a poco y sin forzar la situación veremos como al cabo de unos días será capaz de pasar más tiempo jugando solo y poniendo en marcha todos los mecanismos personales para hacer divertido su juego en solitario. Cuando lleguemos a este punto intenta no interrumpirle y deja que su juego fluya libremente.
Existe un estudio reciente que advierte que las madres que indican en exceso a sus hijos cómo deben jugar con sus juguetes los acaban desencantado y frustrando. Es decir, los niños con madres “directivas” no se lo pasan tan bien jugando como aquellos niños que tienen madres con una actitud menos interferente. Puedes leer el artículo que publiqué sobre ello en “Mamás entrometidas … cuando jugar ya no es divertido
Intentemos que nuestros hijos tengan momentos de todo, de juego compartido y de juego en solitario, de juego compartido entre sus iguales y juego con adultos. Lo importante es que aprendan a jugar y que mediante el juego exploren todas sus posibilidades físicas, cognitivas, emocionales y relacionales.