Ese neno invisible, ignorado

Autoría: Katy Gutiérrez Herrera (Madre, psicóloga)

Republicado con autorización de http://www.educapeques.com/


  • Ese niño invisible, aquel que odia llamar la atención en clase
  • Ese niño/a que a los profesores y a sus propios compañeros les cuesta recordar su nombre
  • Aquel que nadie recuerda si estuvo en clase o faltó, quizás una semana entera
  • Ese niño/a que nadie escoge en los equipos de trabajo o de deporte
  • Ese niño/a que le gustaría tener una pintura para hacerse “invisible” y así evitar situaciones incómodas
  • Ese que, por no causar problemas se limita a seguir lo que hacen los demás
  • Ese niño/a que no podríamos dar una opinión de el/ella ¿Quién? Mmm……
  • Ese, que a nadie le cae mal, que no tiene problemas con nadie, ni siquiera le molestan, porque es como si nadie le viera.
  • Ese niño/niña que parece ser sólo espectador y nunca protagonista de su propia vida
  • Ese niño que prefiere inventarse una vida en su mente, antes que enfrentarse a la suya propia
  • Ese niño/a que pasado el tiempo no recordaremos su cara, ni le saludaremos en la calle, porque apenas y tendremos un recuerdo lejano de quien es.
  • Ese niño, esa niña…

  • SI tiene cara y nombre
  • SI tiene su propia opinión acerca de los demás, de sí mismo, de la vida..
  • SI tiene sueños, ilusiones, fantasías
  • SI tiene talentos escondidos, habilidades y virtudes
  • SI desea relacionarse con los demás y tener amigos

Pero ese niño/niña permanece en la fría cueva de la indiferencia porque tiene MIEDO

  • Miedo de mostrarse al mundo tal y como es
  • Miedo a no gustar y ser rechazado, así que, mejor se aisla “voluntariamente”
  • Miedo de sentirse vulnerable y frágil
  • Miedo a equivocarse
  • Miedo a decepcionar a otros
  • Miedo a conocerse a sí mismo y ver que puede ser genuino.

Ese niño invisible va por la vida como un camaleón, mimetizándose con el medio, cambiando, para no ser “descubierto” y no llamar la atención.
Los adultos, profesores y padres, nos volvemos en cierta forma “cómplices” de la invisibilidad de estos niños/as, por nuestra propia ceguera o incluso por egoísmo:

  • No causan problemas
  • No presentan ninguna objeción a nuestras propuestas
  • Apenas hacen ruido
  • No nos llevan la contraria
  • No se quejan por nada
  • Son obedientes
  • niños invisibles

Y este niño invisible ¿Cómo es tratado en su propia casa?
  • Quizás también con indiferencia
  • Quizás sus padres estén ocupados con otros hermanos ó con otros problemas “mas importantes”
  • Quizás piensen que es sólo timidez
  • Que es algo de la edad
  • Quizás consideren que no dar problemas es sinónimo de estar bien.
Pero es muy probable que este niño en su interior esté sufriendo o peor aún, ya se ha inmunizado del dolor y ya ni siquiera le interesa descubrir quién es y que quiere, ya ha dejado de luchar.
Detectar un niño invisible/ignorado, puede ser difícil para los padres puesto que el niño no lo va a manifestar y no se va a quejar abiertamente de ello, pero podría tener algunas conductas que no deberíamos pasar por alto como:

  • Evade cualquier conversación acerca de la escuela y de su relación con los compañeros
  • Se recluye en su habitación
  • No le gusta ir al colegio/instituto, aunque va
  • No lo invitan a los cumpleaños
  • Evita ir a centros concurridos, donde pueda encontrarse con compañeros
  • No le gusta dar su opinión
  • Le cuesta tomar decisiones

Esa niña, ese niño invisible……

  • Merece nuestra atención, aunque no la pida
  • Desea que alguien le diga algo agradable, mejor en privado
  • Necesita ayuda para saber aceptarse y quererse a sí mismo/a aunque no lo reconozca
  • Requiere aprender habilidades sociales para poder adaptarse
  • Guarda una herida, la de la indiferencia, que puede ser más grande que incluso si le acosaran.
  • Tiene tanto o más que aportar que los demás niños, pero tiene mucho miedo de sacarlo a la luz.
¿Tú, profesor/padre/madre/compañero sabes cuál es ese niño? ¿A qué esperas para actuar?

Una reacción negativa es mejor que ninguna reacción. Preferiría que alguien me odiase a que no me viera. Al menos si me odia, no le soy indiferente.”
Hugh Prather