Nenos provocadores

Republicado con autorización de:  http://www.mamapsicologainfantil.com

Si ser padre / madre ya es algo difícil o nada fácil de por sí, esta tarea se acentúa cuando tus hijos son niños provocadores natos. Niños que se pasean una y otra vez bordeando los límites, niños con caracteres fuertes que lo discuten todo porque creen saberlo todo mejor que nadie.

¿Tu hijo es uno de esos niños provocadores 
y discutidores, 
enfadados con el mundo 
y la vida en general?

Sí, me refiero a ese tipo de niñ@ que siempre necesita decir la última palabra para quedar satisfech@. Sí, ese que también parece estar siempre enfadad@s con todo sin saber por qué. Niñ@s con los que nada parece funcionar porque siempre están dispuestos a sacarte de las casillas. Sí, me refiero a ese niñ@ que ya apuntaba maneras siendo un pequeño gruñón y cascarrabias y ahora, unos años más tarde, te sigue poniendo peros a todo, discutiendo por cualquier cosa y, sobre todo, queriendo que las cosas se hagan a su manera sin tolerar un no por respuesta.
Si en esta pequeña descripción has visto reflejad@ a tu hij@ sabrás que tu trabajo como padre o madre es más intenso que el de esos otros padres o madres que probablemente te rodean. Lo sabes porque lo vives en primera persona, no es necesario que yo te lo diga, pero sí quiero decirte que tu hijo va a desarrollar en tí habilidades parentales que jamás hubieras creído desarrollar.

¿Qué podemos hacer los padres de esos niños provocadores?

Yo misma soy madre de un niño provocador, un niño maravilloso, estupendo, inteligente y cariñoso pero provocador. Y creedme cuando os digo que la tarea de educar a este tipo de niños provocadores nos pone a prueba a diario. Cada día es una carrera de fondo, una maratón, un sorteo de obstáculos donde no se trata de esquivar sus provocaciones sino más bien de mantener firmes los límites que le hemos marcado y no caer en la tentación de tirar la toalla.
Los niños provocadores y discutidores, esos que nos retan en infinidad de ocasiones a lo largo del día, son niños más difíciles de educar que otros porque tienen un carácter fuerte y poca capacidad de autocontrol emocional. Los padres debemos aprender infinidad de estrategias, diariamente, porque no siempre nos sirve la misma, para ayudar a nuestros niños provocadores a invertir esa fuerza y carácter en algo positivo.

Niños provocadores, discutidores y a veces desafiantes. ¿Qué hay detrás?

Los padres de este tipo de niños provocadores nos preguntamos día sí día también en qué hemos fallado. Qué es lo que podemos hacer. Cuándo terminará esta fase de provocación constante. Pero lo realmente importante en realidad es descubrir qué hay detrás de esos niños provocadores, qué es lo que les hace estar así.
A menudo esa provocación, esa discusión, esa necesidad de autoafirmación no es otra cosa que la necesidad de no sentirse solos. Estos niños necesitan que les atendamos. Nos están llamando la atención porque se sienten desplazados, solos, abandonados. Aunque la realidad sea otra, aunque creamos que les estamos atendiendo y dando todo el amor que somos capaces de dar, ellos se sienten solos y necesitan atención. Su forma de comunicarnos esa necesidad es la provocación.
Detrás de estas provocaciones encontramos también muy a menudo una dificultad enorme para aceptar la frustración. Encontramos enfado, tristeza, desánimo e incluso una baja autoestima, …

Niños provocadores, cómo ayudarles

Los niños provocadores necesitan padres firmes y fuertes, que no decaigan en su intento de educarles.
Necesitan nuestra atención, amor incondicional y paciencia infinita.
Necesitan límites claros, padres coherentes, consistentes y comprometidos con ellos.
Nuestro compromiso como padres es precisamente ser su guía y acompañarles emocionalmente.
Nuestro compromiso es dotarles de las herramientas necesarias para hacer frente a la frustración, la rabia, la tristeza, o la impotencia.
Nuestro compromiso es prepararles para el camino y no preparar el camino para ellos.
Necesitan que les entrenemos a tener paciencia .
Necesitan sentirse escuchados, entendidos y comprendidos.

A veces la mejor de las soluciones es sencillamente sentarse y escuchar activamente. Porque cuando nos sentamos y escuchamos para comprenderles estamos cerca de ellos y les valoramos como personas.